Hígado graso y obesidad

Hígado graso y obesidad
por Karina Arancibia colaboradora de Nutricomparte y Directora de Come mas, Come Mejor.

Hace algunos días les comentaba lo mucho que me llamaba la atención que la gente no tenga conciencia de lo peligroso que puede llegar a ser tener hígado graso. Pocos saben lo que significa y menos, la estrecha relación que existe entre esta condición y la obesidad.

En el último tiempo varias personas que conozco, e incluso una tía mía, han sido diagnosticados de hígado graso. Algunos prefieren ignorar el mal y seguir con su vida como si nada, pero otros prefieren al menos preguntarle al médico qué es y qué consecuencias podría traerles en su vida.

El caso de mi tía es triste. Hace 15 años le hicieron el diagnóstico, pero no le dio importancia. Cuando el médico le dijo que debía cambiar su alimentación rebajando los platos altos en grasa, razonó como muchos, diciendo "uno no se puede privar de comer".

Bueno pasó el tiempo y hoy se encuentra hospitalizada con una cirrosis que le ha generado también daño al bazo y páncreas. No la pueden operar por el alto riesgo que tiene de morir. Ya no se trata de un hígado graso simple, sino de un órgano totalmente inflamado y con hemorragia. No le queda más que seguir una estricta dieta -mucho más restrictiva de la que habría tenido que realizar hace 15 años- y tomar una serie de medicamentos que no le quitan los dolores. Así de cruel.


Hígado graso
El hígado es un órgano maravilloso. Cumple más de dos mil funciones, entre esas filtra todo aquello que pueda contaminar la sangre, produce proteínas, participa del sistema inmunológico y del digestivo, y apoya la coagulación sanguínea. Se habla de hígado graso cuando su porcentaje de grasa supera el 5%, es decir existe una alta concentración de ácidos grasos y triglicéridos en las células del órgano.

La obesidad, la diabetes, el colesterol alto, los triglicéridos altos, los antecedentes familiares, ser sedentario, tener síndrome metabólico y resistencia a la insulina, y el ser mujer aumenta las probabilidades de padecer esta condición. El problema es que muy pocos pacientes saben las graves consecuencias que tiene ignorar esta patología. Las personas se mueren de ello y evitarlo es tan simple como poner atajo a tiempo. ¿Cómo? Aprendiendo a comer saludablemente.

Obesidad versus alcohol
Generalmente la cirrosis hepática se asocia a un constante consumo de alcohol. Sin embargo desde que la obesidad se impuso, hoy la cirrosis responde más a una sobreingesta de alimentos con grasa, sal y azúcar. Esta condición es la sexta causa de muerte en nuestro país, pero en unos años podría ubicarse en las primeras posiciones si se considera el incremento del sobrepeso y el sedentarismo.

Un estudio liderado por investigadores suecos -publicado en la revista Annals of Medicine lo confirmó. Los médicos de la Universidad de Linkoping, midieron los efectos que tiene la ingesta regular de vino sobre el hígado, como así también los efectos que tiene una dieta hipercalórica e hipergrasa en el mismo órgano. Los resultados indicaron que la dieta desbalanceada incide mucho más en la aparición de hígado graso que beber alcohol.
http://comemascomemejor.blogspot.com/2012/08/higado-graso-y-obesidad.html


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